Ellos

Si nos ponemos a pensar en los recuerdos que tenemos de cuando eramos pequeños, seguro que en ellos hay mas risas que lloros, de cuando nos hacían cosquillas, se ponían a jugar con nosotros, la primera vez que nos caímos de la bicicleta tras quitarnos los ruedines, o la primera vez que corriste con los cordones desatados y segundos después te caíste. Pero si nos damos cuenta siempre estaban ellos en esos momentos, en las caídas para levantarnos y en las alegrías para reír con nosotros, y con ellos me refiero a nuestros padres, aquellos que hacen lo que sea para poder vernos sonreír y ver que no nos falta nada, y a cambio, lo que les damos son malas caras, incomprensiones a la hora de mandarnos cosas, y malas contestaciones, a parte de todo lo que les ocultamos por miedo a lo que dirán, y a los enfados que vendrán con ello. 
Hay que disfrutar de nuestros padres todos los días, todos los momentos que podamos, demostrándoles lo agradecidos que estamos por habernos traído a este mundo, en el que algunos días no quieres estar, por no ver la salida a los problemas que guardas en tu interior y no comentas con nadie, y en los días que te crees el rey del mundo.
Ellos siempre estarán donde quieras que estés, porque no se marcharán de tu lado, y cuando no estén te darás cuenta del tiempo que desaprovechaste por un poco de juerga, en vez de estar con ellos viendo una película o incluso hablando.

Lo peor de todo esto es, que te lo tienen que decir para darte cuenta de lo que estas haciendo y de lo que tienes que cambiar para poder así, conseguir unos momentos de risa en familia.